lunes, 14 de diciembre de 2009

Harvey


Harvey is a 1950 film in black and white based on Mary Chase’s Pulitzer play of the same name. It was directed by Henry Custer and it starred James and Josephine Hull. Stewart earned a Best Actor Oscar nomination. In June of last year -2008- American Film Institute revealed its Ten Top Ten –the best ten films in ten `classic´ American film genres, and Harvey was acknowledge as the seventh best film in the fantasy genre. It is set in California, and it is about a good natural, affable, eccentric man called Elwood, Elwood P. Dowd, who’s known by everybody in all bars and saloons in his small town. He’s polite and cheerful and always friendly toward any strangers he might meet with, but he has just a problem: his best friend is an invisible six-foot-tall rabbit (a pooka, a mythical Celtic animal). Wherever he goes, he brings an extra hat and coat for Harvey and he buys theatre and railroad tickets in twos so that they can go everywhere together. His society-conscious sister and her men-hungry daughter try to have Elwood committed to a sanatorium. They seem to be unsure whether Dowd’s obsession with Harvey is an attempt to embarrass them or a product of his propensity to drink or a mental illness. But things are simpler; Elwood only prefers the Harvey’s fantasy to conventional routine. Elwood sums up his lifestyle when, in a later scene, he tells Dr. Chumley –his psychiatrist, who see Harvey too (so Harvey only can be seen by imaginative persons who are fed up with their kind of life) - that his mother used to tell him, `Elwood, in this world you must be oh so smart or, oh so pleasant. For years, I was smart. I recommend being pleasant´.

viernes, 4 de diciembre de 2009


La procrastinación del patito feo.
No tuvo suerte. Pasó su infancia rechazado por todos, intentando aparentar ser como los demás. Y cuando, por fin, supo que era un cisne porque otros cisnes así se lo mostraron, entonces cayó en una crisis de autoestima de tal tamaño que comenzó a desarrollar una conducta evasiva altamente inmadura. El perfeccionismo extremo y el miedo al fracaso le dejaron sin plumas. El cuello, tan blanco y esbelto, se le tiñó de un amarillo rancio y se le encogió por completo. Prefirió dejar para más tarde el compromiso angustiante de seguir siendo cisne. Y decidió convertirse en el pato feo y simple que al principio creyó ser para así poder chapotear en el agua sin necesidad de sobresalir en nada.

The Ugly Duckling´s procrastination.
As soon as he grew into a swan he experienced such identity crisis that he started developing a highly evasive, immature behavior. He procrastinated his stressing compromise to be a swan; he decided to duck as the ugly duckling he had got used to being, and to splash around without standing up from the rest.

viernes, 20 de noviembre de 2009

De Agustín García Calvo.

Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.

Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza.
Pero no mía.

Blanca te quiero.
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.

Pero no mía.
Pero no mía,
ni de dios
ni de nadie
ni tuya siquiera.





sábado, 14 de noviembre de 2009

Caperucita harta del lobo, de la abuela y de los postres de su mamaíta.



¿Te has preguntado alguna vez por qué a la Cenicienta no se le ocurrió pedir a su hada madrina un magnífico caballo con el que poder recorrer mundo y conocer otros príncipes con los que poder vivir aventuras más interesantes que la de ir al baile en una carroza que se convertiría en una calabaza pasada las doce de la noche? ¿O por qué la ratita presumida barre y barre su casita y no le da por leer un cuento o escribirlo o jugar un partido de baloncesto? A los mitos -griegos, persas, egipcios, bíblicos...- les pasa lo mismo: los personajes femeninos suelen ser muy poco independientes y necesitan casi siempre de la ayuda de un varón, a no ser que, como Medea o Circe, sean unas brujas de armas tomar.

Dafne y Barbazul.


¿Y qué me dices de la neutralización del género? No creo que no exista el neutro en castellano; es más, precisamente por ser el masculino el género no marcado –según la antigua escuela lingüística estructuralista- carece de la personalidad del femenino –esa personalidad que en ámbitos más prácticos y sociales nos niegan…-, por lo que resulta más fácil asimilar lo neutro a lo masculino… Es de las pocas veces que el lenguaje cuenta con un comportamiento feminista; se trata de una mala estrategia varonil, de una mala pasada de su principal herramienta de poder: el lenguaje. No obstante, a pesar de no estar de acuerdo con la inexistencia del género neutro en castellano y de admitir su asimilación a la forma masculina por ser la forma no marcada, sí estoy absolutamente de acuerdo con acabar de una vez con la neutralización semántica, la verdaderamente preocupante, la que permite los vacíos simbólicos que hacen imposible que las mujeres nos sintamos plenamente a gusto con nuestra principal herramienta de comunicación: el lenguaje. Desde esta perspectiva simbólica apoyo absolutamente el cambio fonológico del castellano respecto de la cuestión genérica.

sábado, 7 de noviembre de 2009

¿Quién espera a quién?


A Penélope lo que sin duda le entusiasmaba era inventar su amor por Odiseo; sólo así pudo conservarlo durante tanto tiempo...