martes, 20 de abril de 2010


Otro haiku como cuento.



Medusa daba muerte con su mirada;
sólo un espejo pudo acabar con ella.
Tú estás consiguiendo
ser el perfecto reflejo de lo que fui
y no quiero seguir siendo.

La ilustración es de mi amiga Lucifer-nández. La he titutlado 'No'.

domingo, 18 de abril de 2010

Proyecto de Igualdad muy personal


Las reinas juegan…

Un recorrido por la historia española más reciente nos muestra cómo avances y transformaciones sociales que parecían irreversibles, si no se sostienen y alimentan con unas condiciones favorables, pueden experimentar retrocesos. La importancia de la concienciación, de la educación y de la prevención como instrumentos para consolidar ese nuevo modelo social sustentado en unas relaciones entre mujeres y hombres de corresponsabilidad, de respeto y de colaboración en igualdad es lo que nos debe animar a la hora de emprender esta magnífica aventura de fomentar la igualdad en la coeducación.



La palabra conquistada.

Las mujeres hemos conquistado la palabra y ahora podemos impulsar los cambios sociales desde nuestra progresiva presencia en los espacios de autoridad y de representación. Lograr esta meta nos exige articular un nuevo modelo social que cuestione las funciones y los espacios tradicionalmente asignados a las mujeres y reconozca el valor del trabajo de cuidados y reproductivo. Uno de los objetivos esenciales es atender a los espacios de socialización entre los que se encuentran el ámbito educativo y los medios de comunicación; son espacios donde aprendemos a construir nuestra identidad de género de acuerdo con los roles y valores que socialmente se adjudican a ‘ser mujer’ o ‘ser hombre’ que nos cargan con una “mochila” de estereotipos y limitaciones.

Vacíos simbólicos.

La igualdad efectiva entre hombres y mujeres pasa necesariamente por la eliminación de estos estereotipos ya que éstos influyen en las expectativas personales y profesionales de niñas y niños, y, por supuesto, condicionan las opciones para ocupar, en igualdad, todos los espacios en los que se articula la vida social, cultural, deportiva, económica y política de la sociedad.


Autoritarismo simbólico.

Desde mi función de profesora de lengua y literatura castellana, de medios de comunicación y de sociología en el bachillerato de adultos, de coordinadora de igualdad del Centro y de consejera escolar en la comisión de convivencia estimo que uno de las cuestiones que más requieren mi atención es el fenómeno de la violencia, y en especial la violencia simbólica.
En el ámbito escolar los estudiantes no sólo aprenden el contenido de asignaturas que sentarán las bases para su incorporación a la sociedad, sino que también construyen su personalidad y aprenden a relacionarse con los demás. Por ello, es muy importante detectar y corregir cualquier manifestación de violencia, generando pautas y estrategias adecuadas de intervención. Independientemente de la edad del discente.
La violencia no siempre es visible. Humillaciones y desvalorizaciones no siempre son consideradas violencia. Unas y otras participan de un principio común: relaciones de poder jerárquicas en las cuales no son consideradas con igual derecho y valía las dos personas que se colocan en uno y otro polo de la relación.

La pareja y la autoestima.

De todas las diferencias que justifican que alguien sea valorado como diferente y no como un igual, el sexo es la más importante, por ser la primera diferencia entre seres humanos y porque es la primera que aprenden en su infancia los niños y las niñas. Y esta violencia simbólica, la que es reconocida, tolerada y aprendida en la cultura, es la que de verdad me preocupa. Los cuentos infantiles, las novelas, las películas, los videojuegos están llenos de mujeres desvalidas que necesitan la ayuda de un varón, protagonista. Esta violencia simbólica es la que se transmite en el refranero, en los anuncios, en las canciones, en iconos más eruditos como la pintura, la escultura o la poesía. Y en el Diccionario de la Real Academia Española.