El receptor debe usar y no abusar del texto; la intención del autor y la del lector debieran coincidir. Esta coincidencia no es fácil, entre otras cosas porque ambos deben compartir un mismo saber. Claro que abusar de un texto puede ser una de las aficiones más divertidas y gamberras de un lector con fuertes convicciones hermenéuticas. No pretendo ser original con esto: intentad leer en clave erótica El Cantar de los Cantares de San Juan de la Cruz... De hecho, era Borges quien decía que el gran libro de la Literatura Fantástica es La Biblia. No obstante, queremos centrarnos en la interpretación adecuada de un texto y para no explicarlo en absoluto proponemos la lectura del siguiente texto de Augusto Monterroso:
Cuando despertó, el dinosaurio aún estaba allí.
Aunque no lo parezca, es un cuento.
Comentario personal del texto:
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